lunes, 14 de noviembre de 2016

LA DISTONIA, YA NO ES MI ENEMIGA

ESCRITO PARA

 EL BLOG DE JUAN

Espero dar ilusión a tod@s vosotr@s que teneis alguna discapacidad. Leer en el escrito que sigue, desde el corazón para poder entender que es lo que necesitáis para alcanzar la sanación o los estadios más cercanos a ella. 
Quiero que sepáis, que la persona que nos comparte su historia tiene unas extraordinarias  capacidades mentales, al igual que todos y cada un@ de vosotr@s  ella ha logrado  vencer sus miedos y recuperar una calidad de vida que la permite afrontar el futuro con ilusión.

Si ella lo ha conseguido vosotr@s también podéis.



14.11.2016
Querido Juan
¿Cómo exponer de modo reducido todo el bien que me has hecho?
No soy una buena redactora pero aquí estoy, al menos intentándolo por dos motivos: demostrarme a mí misma que puedo hacerlo  y sobre todo por si puede ayudar a alguien más con mi testimonio.
Soy una mujer de 45 años, casada con un viudo que tiene 3 hijos. Viviendo en un sitio que no me gusta.
Tengo distonía generalizada con mayor afectación cervical desde los 2 años y 8 meses. Mi enfermedad empezó siendo focal (una pequeña postura anómala en la mano derecha). Pero como pasaba y sigue pasando con cualquier enfermedad denomina rara (ER), por aquellos entonces se conocía menos de lo que se conoce ahora y tuvieron que pasar 22 años para que los médicos me la diagnosticarán bien. Al menos es una enfermedad que no mata pero si puede degenerar y más si no se tiene un diagnóstico pronto. Este ha sido mi caso.
Tras mis periplos con los médicos. Hace 4 años empiezo a ayudar a mi hermana cuidando de mis sobrinos ¿Quién me iba a decir que justamente cuidando de ellos iba a conocer a la persona que nos presentaría?
Aún recuerdo la primera vez que te vi, me dio un vuelco el corazón,  ¡Por fin conozco a un Hipnólogo!.  Y cuando me pongo a investigar un poco sobre ti no solo descubro que eres bueno ¡sino uno de los mejores!.
Desde jovencita siempre sentí que mi curación tendría que pasar por hipnotizarme. Cuando me dijiste que si me podrías tratar fue un regalo caído del cielo.
No sabía muy bien donde me metía. Sólo sabía que contigo iba a sanar o al menos mejorar. He de reconocer que en algunos momentos fue y sigue siendo muy duro pero compensa pues cuando empiezas 1, 2, 3 relax, 4, 5, 6, respiración profunda y estado más profundo de relax y así sucesivamente hasta entrar en estado de relajación profunda y visualizando cosas tan lindas como la playa, praderas, mariposas, oliendo aromas de flores, hierba, etc.
Me encontraba en un plano en donde no tenía contracturas, ni temblores, hablando bien y con el cuello recto ¡Lo más alucinante es que en muchos momentos es real! La enfermedad sigue estando conmigo pero ha mejorado alrededor de un 80%.
¿Te acuerdas cuando me dijiste haz estos ejercicios con el espejo? Puf, yo frente al espejo. Si ve mi cuello recto, sin pegarse al hombro izquierdo fue alucinante. Digo alucinante por darle algún adjetivo que pueda entender la gente pero para mí no tiene palabras que lo defina. Lo del espejo fue todo un reto. Jamás me quería poner ante un espejo pero lo ¡conseguí! Me pongo frente a él y a parte de hacer los ejercicios físicos me digo: me quiero, me acepto tal como soy y encima me veo hasta guapa.
Tengo que decir que la distonía con la que convivo aunque es una enfermedad neuromuscular en mí caso tiene un gran porcentaje psico-emocional como en muchos casos por no decir en casi todos aunque nos cueste reconocerlo pero es así. Tú me has enseñado a convivir, aceptar e incluso combatir esos estados en los que la distonía empeora o se acentúa más.
Ya no soy la mujer que entró por primera vez a tu consulta creyendo que lo sabía todo sobre esta enfermedad y que se conformaba con todo. Ahora sé que nunca se sabe todo respecto a esta enfermedad pues cada día aparece algo nuevo pero sí tengo muchas herramientas para convivir con lo poco que me queda de ella. Ya no me conformo con cualquier cosa. Sé lo que quiero y lucho por ello. Estoy cambiando hábitos, me estoy terminando de encontrar a mí misma. Me estoy formando en lo que me gusta. Sigo luchando por personas con discapacidad pero con un cuello recto, con menos temblores, más relajada y menos medicación. Me siento más yo y se qué la enfermedad no lo es todo en mi vida.
 La vida es más bella cuando vemos todo lo bonito que hay en ella empezando por uno mismo/a. Gracias Juan por reencontrarme con mi niña interior, por pasar por el laberinto, el castillo, los registros, por hacerme pasear por mi cuerpo, por llevarme al seno materno…… Gracias por devolverme la esperanza y hacerme ver lo que soy y quién soy.

Si ya lo sé he sido yo pero sin tu ayuda no sé si lo hubiese conseguido.